Tristan Corbiere

Tristan Corbière — Paria

Mi corazón eunuco nunca vibra,/ su libertad a mí, ¿de qué me sirve?/ No dejaré de ser un solitario,/ extraño para todos, siempre libre.

Tristan Corbière nació en Morlaix, Francia, en 1845 y murió a los 29 años en 1875. Fue un poeta francés cuya obra encierra una profunda tristeza y melancolía. Corbière provenía de una familia noble pero empobrecida. A pesar de su educación, nunca logró encontrar un trabajo estable y tuvo que vivir en la miseria, la enfermedad y la soledad. En esas condiciones, escribe su obra poética, la cual fue ignorada en su tiempo, hasta la publicación del libro Los Poetas malditos de Paul Verlaine en 1884.

 

— Άπώλεια

 

 

PARIA

Que inventen las repúblicas que quieran

los hombres libres… con dogal al cuello.

Y que llenen sus nidos, yo, cuclillo,

pongo los huevos en un nido ajeno.

Mi corazón eunuco nunca vibra,

su libertad a mí, ¿de qué me sirve?

No dejaré de ser un solitario,

extraño para todos, siempre libre.

Mi patria está en algún lugar del mundo;

y dado que el planeta es tan redondo

no hay miedo de que vea dónde acaba…

¿Mi patria? Pues está donde la pongo;

tierra o mar, estará bajo mis plantas…

siempre que esté de pie, nada más obvio.

Y cuando estoy echado no hay más patria

que mi lecho arrugado y sin compaña

donde voy a tener entre mis brazos

a mi mitad, igual que yo sin alma;

y sabed que es mujer esa mitad…

mujer de la que no poseo nada.

Mis ideales son tan sólo ensueños,

mi horizonte lo que es más imprevisto…

Siento dentro de mí tanta nostalgia…

de mi país, al que jamás he visto.

Que sigan los corderos su camino

que va de Carcasona a Tombuctú…

Mi camino me sigue a donde voy,

es lo que dejo atrás sin inquietud.

Mi bandera tremola sobre mí

y tiene por corona el mismo cielo:

es el viento que enreda mis cabellos…

También en cualquier lengua soy capaz

de ensartar un discurso, y además

hasta puedo callarme cuando quiero.

Mi pensamiento es como un soplo estéril:

es como el aire, el aire es siempre mío.

Y mi palabra es como el eco hueca,

no dice nada, es un simple capricho.

Mi pasado, pues todo lo que olvido.

Y mi única atadura está en mi mano

cuando estrecha esta otra mano mía.

¿Mis recuerdos? Las huellas de mi paso.

¿Mi presente? Cualquier cosa que ocurra.

Mi porvenir, mañana, si es que acaso…

A mi prójimo nunca he conocido;

tan sólo soy lo que me voy haciendo;

el yo del hombre es algo tan odioso…

Ni odio ni amor por mí siento en mi pecho.

Eso será, la vida es una golfa

que por capricho quiere estar conmigo…

Y yo que sólo pienso en desplumarla,

hacer sin desear que haga su oficio.

¿Dioses? Igual nací por un azar;

quizás alguno exista… casualmente…

Si quieren algo mío no es difícil

encontrarme en algún lugar de siempre.

Donde vaya a morir será mi patria,

allí que me haga un hueco a mi mortaja…

Por más que una mortaja… ¿para qué?

Ya que mi patria es algo que está en tierra

no necesita nada mi osamenta.

 

 

PARIA

QU’ILS se payent des républiques,
Hommes libres! — carcan au cou —
Qu’ils peuplent leurs nids domestiques!…
— Moi je suis le maigre coucou.

— Moi, — cœur eunuque, dératé

De ce qui mouille et ce qui vibre…
Que me chante leur Liberté,
À moi? toujours seul. Toujours libre.

— Ma Patrie… elle est par le monde;
Et, puisque la planète est ronde,

Je ne crains pas d’en voir le bout…
Ma patrie est où je la plante:
Terre ou mer, elle est sous la plante
De mes pieds — quand je suis debout.

— Quand je suis couché: ma patrie

C’est la couche seule et meurtrie
[210] Où je vais forcer dans mes bras
Ma moitié, comme moi sans âme;
Et ma moitié: c’est une femme…
Une femme que je n’ai pas.

— L’idéal à moi: c’est un songe
Creux; mon horizon — l’imprévu —
Et le mal du pays me ronge…
Du pays que je n’ai pas vu.

Que les moutons suivent leur route,

De Carcassonne à Tombouctou…
— Moi, ma route me suit. Sans doute
Elle me suivra n’importe où.

Mon pavillon sur moi frissonne,
Il a le ciel pour couronne:

C’est la brise dans mes cheveux…
Et, dans n’importe quelle <langue>
Je puis subir une harangue;
Je puis me taire si je veux.

Ma pensée est un souffle aride:

C’est l’air. L’air est à moi partout.
[211] Et ma parole est l’écho vide
Qui ne dit rien — et c’est tout.

Mon passé: c’est ce que j’oublie.
La seule chose qui me lie

C’est ma main dans mon autre main.
Mon souvenir — Rien — C’est ma trace.
Mon présent, c’est tout ce qui passe
Mon avenir — Demain… demain

Je ne connais pas mon semblable;

Moi, je suis ce que je me fais.
— Le Moi humain est haïssable…
— Je ne m’aime ni ne me hais.

— Allons! la vie est une fille
Qui m’a pris à son bon plaisir…

Le mien, c’est: la mettre en guenille,
La prostituer sans désir.

— Des dieux?… — Par hasard j’ai pu naître;
Peut-être en est-il — par hasard…
Ceux-là, s’ils veulent me connaître,

Me trouveront bien quelque part.

— Où que je meure: ma patrie
S’ouvrira bien, sans qu’on l’en prie,
Assez grande pour mon linceul…
Un linceul encor: pour que faire?…

Puisque ma patrie est en terre
Mon os ira bien là tout seul…

 

 

Extraído de Corbière, Tristan. Les Amours jaunes. Alphonse Lemerre, 1873. | Traducción de Carlos Pujol.

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