Torquato Tasso

Torquato Tasso — Amirna

Yo, que no soy niño,/ aunque he adoptado modos y gestos infantiles,/ quiero disponer de mí como a mí me plazca;/ pues a mí, no a ella, me fue concedida en suerte/ la antorcha omnipotente y el arco de oro.

Torquato Tasso (1544-1595) fue un poeta italiano del Renacimiento. Nació en Sorrento, Italia, en una familia de eruditos y escritores. Desde joven, mostró un talento excepcional para la poesía y la literatura.

La vida de Tasso estuvo envuelta en desequilibrios mentales, que lo llevaron a periodos de encierro en el hospital psiquiátrico de Sant’Anna. Aun así, Tasso produjo obras notables. Su obra más famosa, «La Jerusalén liberada», es un poema épico que narra la Primera Cruzada y la conquista de Jerusalén por Godofredo de Bouillón. Esta epopeya se convirtió en una de las obras más influyentes de la literatura italiana y europea.

Torquato Tasso falleció en 1595 en Roma en soledad. Tasso murió en la pobreza y en el olvido, su obra comenzó a ser valorizada mucho después de su muerte.

 

Amirna

¿Quién creería que bajo formas humanas
y bajo estos ropajes pastoriles
está oculto un dios? No un dios
salvaje, ni de la plebe de los dioses,
sino entre los grandes y celestiales el más poderoso,
que a menudo hace caer de la mano de Marte
la ensangrentada espada, y a Neptuno
sacude de la tierra el gran tridente,
y los rayos eternos al supremo Júpiter.

En este aspecto, ciertamente, y en estos ropajes,
Venus madre no reconocería tan fácilmente a su hijo Amor.
Yo estoy obligado a huir de ella
y ocultarme de ella, porque ella quiere
que yo, de mí mismo y de mis saetas,
haga según su voluntad; y, como mujer, y cuál
vano y ambicioso, me empuja
solo entre las cortes y entre coronas y cetros,
y allí quiere que emplee todas mis pruebas,
y solo al vulgo de mis ministros,
mis hermanos menores, ella consiente
dar albergue entre los bosques y operar armas
en pechos rudos. Yo, que no soy niño,
aunque he adoptado modos y gestos infantiles,
quiero disponer de mí como a mí me plazca;
pues a mí, no a ella, me fue concedida en suerte
la antorcha omnipotente y el arco de oro.
Por lo tanto, a menudo, ocultándome y huyendo
no del imperio, que en mí no tiene, sino de las súplicas,
que tienen fuerza llevadas por una madre importuna,
refugio en los bosques y en las casas
de la gente humilde; ella me sigue,
prometiendo a quien me enseña a ella
o dulces besos u otra cosa más querida:
casi como si no fuera bueno dar en cambio
a quien me calla o me oculta de ella
o dulces besos u otra cosa más querida.

 

Amirna

Chi crederia che sotto umane forme
e sotto queste pastorali spoglie
fosse nascosto un dio? non mica un dio
selvaggio, o de la plebe de gli dei,
ma tra’ grandi e celesti il più potente,
che fa spesso cader di mano a Marte
la sanguinosa spada, ed a Nettuno
scotitor de la terra il gran tridente,
ed i folgori eterni al sommo Giove.

In questo aspetto, certo, e in questi panni
non riconoscerà sì di leggero
Venere madre me suo figlio Amore.
Io da lei son constretto di fuggire
e celarmi da lei, perch’ella vuole
ch’io di me stesso e de le mie saette
faccia a suo senno; e, qual femina, e quale
vana ed ambiziosa, mi rispinge
pur tra le corti e tra corone e scettri,
e quivi vuol che impieghi ogni mia prova,
e solo al volgo de’ ministri miei,
miei minori fratelli, ella consente
l’albergar tra le selve ed oprar l’armi
ne’ rozzi petti. Io, che non son fanciullo,
se ben ho volto fanciullesco ed atti,
voglio dispor di me come a me piace;
ch’a me fu, non a lei, concessa in sorte
la face onnipotente, e l’arco d’oro.
Però spesso celandomi, e fuggendo
l’imperio no, che in me non ha, ma i preghi,
c’han forza porti da importuna madre,
ricovero ne’ boschi e ne le case
de le genti minute; ella mi segue,
dar promettendo a chi m’insegna a lei
o dolci baci o cosa altra più cara:
quasi io di dare in cambio non sia buono
a chi mi tace o mi nasconde a lei
o dolci baci o cosa altra più cara.

 

Extraído de Torquato Tasso. Aminta. BUR Classici. 2015.

Comparte:

Facebook
Twitter
Email
LinkedIn
WhatsApp
Sigue buscando

Hallazgos Relacionados

Prudencio

Prudencio — Piscomaquia

Pronto la tríada de ángeles visitará/ la tienda del anciano huésped,/ y Sara, ya anciana, milagrosamente fértil,/ se sorprenderá al recibir el regalo de la juventud,/ alegrándose con su herencia, pero lamentando su risa.

Leer más »