Vladimir Bibikhin — Gramáticas de la poesía
Ahora ya no sabemos dónde vivíamos, cómo vivíamos. Pero el mundo, aunque sin alegría y sin chillidos estéticos, con ansiedad, lo reconocimos como nuestro de siempre, este mismo mundo lo conocíamos, lo veíamos en sueños, en presentimientos, en conjeturas que intentábamos ocultarnos a nosotros mismos.