Thomas Wilson (1525-1581) fue un erudito del Renacimiento inglés, reconocido por sus contribuciones en diversos campos, incluyendo la lingüística y la retórica. Nació en St. George’s, condado de Surrey, y recibió una educación excepcional en las prestigiosas universidades de Eton y King’s College, Cambridge.
Wilson se destacó por su dominio del latín y el griego, y fue un apasionado defensor de la educación humanista. En 1553, publicó su obra más influyente, «The Arte of Rhetorique», que se convirtió en un texto fundamental en el estudio de la retórica y la elocuencia en la Inglaterra renacentista.
Falleció en 1581 en la ciudad de Londres, dejando tras de sí un legado duradero en el campo de la retórica y la pedagogía.
Los lugares de la Memoria
Los médicos afirman que en la parte frontal de la cabeza reside el sentido común, así llamado porque emite juicio sobre los cinco sentidos externos solo cuando están ocupados en el momento. Por ejemplo, cuando escucho algo o veo algo, mi sentido común juzga que entonces estoy escuchando o viendo lo mismo. Pero la memoria, conocida como el Tesoro de la mente, se encuentra en la parte posterior, y se perfecciona mediante la moderación y equilibrio de cualidades en el cerebro. Cuando los humores son excesivos o deficientes, necesariamente se produce una gran debilidad en la facultad de recordar. Por lo tanto, los niños, al ser demasiado húmedos, y los ancianos, al ser demasiado secos, nunca tienen una buena memoria. Además, donde hay un exceso de frío y humedad extrema, siempre hay una gran propensión al olvido. Por lo tanto, es de gran importancia la constitución de nuestros cuerpos y cómo están compuestos. Aquellos que son cálidos y húmedos comprenden rápidamente las cosas, pero no las retienen por mucho tiempo. En cambio, aquellos que son fríos y secos, tienen dificultades para comprender, pero cuando lo hacen, lo retienen de manera segura. La razón es que el calor, como cualidad predominante, atrae las cosas hacia él (como podemos ver con el Sol), pero estas se dispersan y desvanecen rápidamente. Además, ¿quién ha visto una impresión hecha en agua de algo terrenal? Entonces, aunque el calor y la humedad atraen las cosas hacia ellos, no pueden retenerlas por mucho tiempo. Pero cuando el cerebro es frío y seco, las cosas se retienen más firmemente, ya que es característico del frío y la sequedad espesar y unir las cosas sólidamente. Vemos cómo el agua se congela por el frío, y las cosas blandas se congelan a menudo, quedando casi tan duras como una piedra. Por lo tanto, la humedad a través del calor, como cualidad predominante, atrae; y la sequedad a través del frío, que es diametralmente opuesta al calor, endurece y fija las cosas. ¿Pero cómo sabemos que la memoria reside en la parte posterior de la cabeza? Sin duda, la experiencia ha demostrado y confirmado que esto es absolutamente cierto. Ha habido casos de personas que, al resultar heridas en esa parte, han olvidado por completo su propio nombre. Recuerdo a un hombre que, después de resultar herido en ese lugar durante el levantamiento de los hombres de Lincolnshire hace quince años, no podía recordar cómo hacer ciertas letras en su abecedario cuando cogía pluma y tinta para escribir a su amigo. Antes de ese momento, escribía rápido y con claridad, y tenía buen conocimiento del latín. Por lo tanto, cuando escribía, se quedaba pensando durante mucho tiempo antes de poder recordar cómo hacer una P, una A, una G u otra letra. Por lo tanto, muchos se sorprendían de qué quería o qué significaba la primera vez. Al estar molesto y deseando pedir ayuda, no podía expresar su significado debido a la falta de recuerdo, y sin embargo, su lengua le servía perfectamente para expresar cualquier cosa que viniera a su mente.
The places of Memorie
THE Phisitions declare, that in the former part of the head lieth the common sence, the which is therefore so called, because it giueth iudgement, of al the fiue outward sences, onely when they are presently occupied about any thing. As when I heare a thing, or see a thing, my common sence iudgeth, that then I doe heare, or see the same. But the memorie called the Threasure of the minde, lieth in the hinder part, the which is made most perfect by temperatnesse, and moderation of qualities in the braine. For where humours exceede Children and old men have but euill memories.
want, there must needes ensue much weakenesse of remembraunce. Children therefore being ouer moyst, and old men ouer drie, haue neuer good memories. Againe, where ouer much colde is, and extreme moysture, there is euer much forgetfulnesse. Therefore it auaileth greatly, what bodies we haue, and of what constitution they bee compact together. For such as be hot and moist, do sone conceiue matters, but
Hot & moyst bodies sone conceiue. Cold and drie keepe thinges sure.
they keepe not long. Again, they that be colde and drie, doe hardly conceiue, but they keepe it surely when they once haue it. And the reason is this, heate beeing chiefe qualitie, doth drawe thinges vnto it (as we may see by the Sunne) the which notwithstanding are soner after dissipated and resolued. Againe, who hath seene a print made in water of any earthly thing? Then — though heate and moysture together drawe things vnto them, yet, (wee see plainly) they cannot long hold them. But when the braine is cold and drie, things are therfore the faster holden, because it is the propertie of colde and drought, to thicken all things, and to harden them fast together, as we see the water through coldnesse is congeled, and soft things are frosen oftentimes: almost as hard as a stone. So that moysture through heate being chiefe qualitie, doth drawe: and drought through coldnesse, which is chiefe contrary to heate, doth harden and make thinges fast together. But now how doe wee knowe, that the memorie resteth in the latter part of the head?
Memorie in the latter parte of the head.
No doubt experience hath proued, and confirmed this to bee most true. For there hath beene some, that beeing hurt in that part, haue vtterly forgot their owne name. I doe remember one man, that (beeing hurt in that place, at the insurrection of the Lincolneshire men, fifteene yeres past) could not deuise the making of some Letters in his Crosse rowe, when he took penne and inke to write to his friend, whereas before that time, he wrote both fast and faire, and was well learned in the Latine. And therefore when he wrote, he would stand musing a great while, before he could cal to remembraunce, how he vsed to make a P. a. G. or such an other Letter: wherevpon diuers much maruailed what he would haue, or what he ment at the first time. For being grieued and willing to aske helpe, he could not vtter his meaning, for lacke of remembrance, and yet his tongue serued him well otherwise, to vtter whatsoeuer came in his head.
Extraído de Wilson’s Arte of Rhetorique. Thomas Wilson. G. H. Mair. Oxford. Clarendon Press. 1909.