jenofonte

Jenofonte — Anábasis

[...] se habían quedado solos sin tener ni siquiera un jinete aliado, de modo que estaba bien claro que, si vencían, a nadie podrían matar, y si eran derrotados, ninguno de ellos podría permanecer vivo.

Jenofonte (c. 430 a.C. – c. 354 a.C.) fue un historiador, filósofo y militar griego. Nació en Atenas y se educó bajo la tutela de Sócrates. En su juventud, Jenofonte luchó como mercenario griego en el ejército del persa Ciro el Joven. Participó en la expedición que tenía como objetivo derrocar al rey Artajerjes II de Persia, pero la campaña terminó en desastre con la muerte de Ciro. En alguna de sus tantas batallas perdió a su hijo en combate. Jenofonte y los supervivientes griegos tuvieron que luchar para sobrevivir en territorio enemigo hasta que finalmente lograron volver a casa. Su desventura quedó inmortalizada en la obra Anábasis, “la Expedición de los Diez Mil”. Se cree que vivió sus últimos años en Corinto, donde murió alrededor del año 354 a.C.

 

— Άπώλεια

 

 

Anábasis, III

Después del apresamiento de los generales y del asesinato de los capitanes y soldados que los acompañaban, los griegos se hallaban realmente en un gran apuro, al ser conscientes de que estaban cerca de la corte del Rey, de que los rodeaban por todas partes muchos pueblos y ciudades enemigas, de que nadie iba ya a facilitarles mercado y distaban de Grecia no menos de diez mil estadios, de que no tenían ningún guía del trayecto y ríos infranqueables se interponían en medio del camino a su patria, de que los habían traicionado incluso los bárbaros que habían hecho la expedición al interior con Ciro y de que se habían quedado solos sin tener ni siquiera un jinete aliado, de modo que estaba bien claro que, si vencían, a nadie podrían matar, y si eran derrotados, ninguno de ellos podría permanecer vivo. Considerando estos hechos y estando desanimados, pocos de ellos probaron la cena al anochecer y pocos encendieron fuego; muchos no fueron al lugar de acampada en esa noche, sino que descansaron en donde cada uno se hallaba por casualidad, no pudiendo dormir de pena y nostalgia de su patria, de sus padres, de sus esposas, de sus hijos, a quienes, creían, nunca más iban a volver a ver. Con este abatimiento descansaron todos.

 

 

Κύρου Ἀναβάσεως Γ

ἐπεὶ δὲ οἱ στρατηγοὶ συνειλημμένοι ἦσαν καὶ τῶν λοχαγῶν καὶ τῶν στρατιωτῶν οἱ συνεπόμενοι ἀπωλώλεσαν, ἐν πολλῇ δὴ ἀπορίᾳ ἦσαν οἱ Ἕλληνες, ἐννοούμενοι ὅτι ἐπὶ ταῖς βασιλέως θύραις ἦσαν, κύκλῳ δὲ αὐτοῖς πάντῃ πολλὰ καὶ ἔθνη καὶ πόλεις πολέμιαι ἦσαν, ἀγορὰν δὲ οὐδεὶς ἔτι παρέξειν ἔμελλεν, ἀπεῖχον δὲ τῆς Ἑλλάδος οὐ μεῖον ἢ μύρια στάδια, ἡγεμὼν δ᾽ οὐδεὶς τῆς ὁδοῦ ἦν, ποταμοὶ δὲ διεῖργον ἀδιάβατοι ἐν μέσῳ τῆς οἴκαδε ὁδοῦ, προυδεδώκεσαν δὲ αὐτοὺς καὶ οἱ σὺν Κύρῳ ἀναβάντες βάρβαροι, μόνοι δὲ καταλελειμμένοι ἦσαν οὐδὲ ἱππέα οὐδένα σύμμαχον ἔχοντες, ὥστε εὔδηλον ἦν ὅτι νικῶντες μὲν οὐδένα ἂν κατακάνοιεν, ἡττηθέντων δὲ αὐτῶν οὐδεὶς ἂν λειφθείη:

ταῦτ᾽ ἐννοούμενοι καὶ ἀθύμως ἔχοντες ὀλίγοι μὲν αὐτῶν εἰς τὴν ἑσπέραν σίτου ἐγεύσαντο, ὀλίγοι δὲ πῦρ ἀνέκαυσαν, ἐπὶ δὲ τὰ ὅπλα πολλοὶ οὐκ ἦλθον ταύτην τὴν νύκτα, ἀνεπαύοντο δὲ ὅπου ἐτύγχανον ἕκαστος, οὐ δυνάμενοι καθεύδειν ὑπὸ λύπης καὶ πόθου πατρίδων, γονέων, γυναικῶν, παίδων, οὓς οὔποτ᾽ ἐνόμιζον ἔτι ὄψεσθαι. οὕτω μὲν δὴ διακείμενοι πάντες ἀνεπαύοντο.

 

 

Extraído de Ξενοφῶν. Κύρου Ἀναβάσεως. Εκδόσεις Κάκτος, 2018. | Traducción de Carlos Varias

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