Minucio Félix — Octavio
No te sorprendas si no ves a Dios: todo es impulsado, vibrado y agitado por el viento y sus ráfagas, pero el viento en sí no se ve delante de los ojos.
Traducciones, escolios, fragmentos de lectura, divagaciones, &c., sostienen la construcción constante del «idealismo errático»
No te sorprendas si no ves a Dios: todo es impulsado, vibrado y agitado por el viento y sus ráfagas, pero el viento en sí no se ve delante de los ojos.
Esto es asombroso, que mientras un hombre débil llevaba visiblemente el poder que le daba fuerza, ese poder estaba llevando invisiblemente a aquel que lo portaba.
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