Percy Bysshe Shelley — El solitario
Ni el paria moreno en algún bosque indio,/ Solo, flaco y cazado por el odio de su hermano,/ Ha bebido tan profundo de la copa del destino amargo/ Como ese pobre desgraciado que no puede, no puede amar
Traducciones, escolios, fragmentos de lectura, divagaciones, &c., sostienen la construcción constante del «idealismo errático»
Ni el paria moreno en algún bosque indio,/ Solo, flaco y cazado por el odio de su hermano,/ Ha bebido tan profundo de la copa del destino amargo/ Como ese pobre desgraciado que no puede, no puede amar
— ¡Me he enamorado y estoy pagando el precio! — confesó el alcalde de repente, y asustado por su propia confesión, intentó sonreír, pero la sonrisa se quedó a medio camino, dejando solo una boca entreabierta, como si estuviera ahogándose en las palabras que había pronunciado hace un momento.
Sulpicia, una de las pocas poetisas de la antigua Roma cuya obra ha sobrevivido hasta nuestros días, se cree que nació en el siglo I
Es de noche,/ mi cuarto duerme,/ escucho el silencio,/ ¡de pronto!/ algo perturba mi sueño,/ el silencio se ha hecho muy silencioso
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